Detrás de La Tête à l’Ouest están Sophie y Tom, madre e hijo, unidos por una pasión común: cultivar plantas respetando al máximo la naturaleza. Afincados en el suroeste de Francia, han optado por cultivar plantas a escala humana, de forma totalmente natural, tanto en interior como en exterior. Aquí no hay aislados, ni terpenos añadidos, ni productos químicos: sólo cáñamo tal y como crece, vivo, rico en sus aromas y cannabinoides.